Restaurante Queen cano - Alcalá de Guadaíra, Sevilla

Rafael C.

Empecemos por lo básico: el kebab aquí no es solo un rollo de carne y verduras, es una obra de arte abstracta. ¿Qué hay dentro? Carne que gira como si estuviera en un carrusel de feria, verduras que parecen recién cosechadas del jardín del Edén, y salsas que te hacen cuestionar si deberías pedir una botella extra para llevar a casa. El primer bocado es tan intenso que te hará preguntarte: "¿Esto es un kebab o un abrazo de mi abuela en forma de comida?"

Pero no todo es perfecto en el reino del Queen Cano. El tamaño del kebab es tan generoso que necesitas un título en ingeniería para envolverlo sin que se desmorone. Y, por supuesto, está la eterna batalla entre tú y la servilleta, que siempre parece rendirse antes que tú. Al final, terminas con salsa de ajo en la camisa, pero eso es solo una medalla de honor que demuestra que luchaste valientemente por tu comida.

El personal es tan amable que te hacen sentir como si fueras el invitado de honor en la coronación del kebab. Aunque a veces parecen estar en una competencia de quién puede decir "disfrute su comida" más veces en un minuto, su entusiasmo es contagioso.

En resumen, el Queen Cano es el lugar donde los kebabs no solo se comen, se celebran. Si alguna vez te preguntas si vale la pena hacer fila para probar uno, la respuesta es un rotundo "sí". Solo asegúrate de llevar ropa que no te importe manchar y un apetito digno de un rey

Daricfer 0.

Los dueños, a cierta hora de la noche, se van y dejan el local abierto, cierto día puntual ponen una cortina y yasta. Puede entrar cualquiera.
El otro día un chaval llamado Samuel Vergara se estaba autocortando un durum. Es chill pero peligroso.
Es necesario que pongan cámaras.
Aparte, hay una moto en el baño, por lo que el cuidado del local es mejorable.
Le doy tres estrellas

Younes Z.

El kebab está muy malo la verdad, he pedido patatas con carne y estaba muy malo. Le echan muchísimo comino, la salsa blanca no tiene sabor y muy líquida. Fui con mis amigos y a nadie le gustó. No volveré nunca, mi de broma, todo mal.

Barbara G.

La verdad que te lo ponen súper cargado de carne , pero esta vez super quemado la carne , muchos trozos duro incomible

Marco

Empezamos desde dentro y es que en el aseo hay un mojón del tamaño de una secuoya, lo peor es que se empezaba a desintegrar. En el mostrador los "cocineros" son mas guarros que las uñas de un albañil de Jaén en verano. La carta es más pegajosa que el superglue. Las sillas están aún más pegajosas y llenas de polvo, por culpa de ese polvo confundo el local con una mina de carbón. Esas mesas y sillas cuando te levantas (si no te quedas pegado de por vida) pareces que has terminado tu turno de trabajos forzosos durante 12 horas en el antiguo Egipto. La masa del kebab está tan fría que si la llevas a la Antártida la propia la Antártida se asusta de lo fria que está. La carne está más dura que el cemento armado del que ponen en las cajas fuertes de los bancos de Suiza. Por último, el repartidor tarda tanto que los caracoles le pasan en paralelo. Es el responsable de que el durum se vuelva mas frio que un bloque de mármol en el invierno de Finlandia. Es un sitio perfecto para comer cubitos de hielo.

Álvaro F.

Los precios no están acorde con lo que pone en la carta. Dicen que por una compra superior de 20€ te regalan una botella de Coca-Cola. Yo, la última vez, hice una compra de 22,50€ y, de repente, me sacan una carta con una simple pegatina con la corrección de 25€ y solo para pedidos a domicilio.
Para colmo, eliminan los comentarios negativos.

Pedro F. G. G.

Hoy he comprobado que son ciertas las reseñas que decían que habían pelos en los durum. Adjunto foto como prueba. 😡

Jesús G. F.

Realice un pedido a las 21:40 y nunca llegó, no es la primera vez que tardan pero hoy ni siquiera se han dignado a llamar. Una vergüenza la verdad, ojalá se haga una reforma al kebab y despidan a la panda de inútiles que lleva el local